
Y yo que me había prometido
Desde el Callejón del Gato
Y yo que me había prometido
I
Permítanme decirles: desalmados.
Mejor aún: hijos de puta.
Bonita mañana
han elegido para dejarnos
sin una gota de energía.
Tengo una resaca furiosa.
Moriría si tomo una ducha
con agua helada.
Quiero freír un huevo
y no puedo.
Está jugando
la sagrada selección argentina
y no la puedo ver.
todo está tan oscuro.
La muerte sale de las grietas,
la portada de la biblia
se corroe…
Bonita mañana, infelices,
han elegido para…Un momento:
volvió la luz.
Que tengan un buen día.
II
¿Para qué restablecen
el servicio?
¿Para qué nos reconectan, pelacables,
a las cosas tan crueles que nos pasan?
Tenemos luz, pero no vida.
Maradona está tan solo
en el banquillo; parece un ogro
de los bosques de Palermo.
¿Para esto nos tiraron
la luz, anudachispas?
Ah, marcador injusto…
Un momento: cayó la lápida.
Alemania cuatro, la vida cero.
III
De nada vale agarrarla
contra el 10.
Decirle: “junkie rebotado,
quién te dijo que sos técnico,
magno tropezón de sicilianas”.
El televisor enciende con la furia
de una hoguera eléctrica
para quemar en ella las serpentinas,
los últimos papeles blancos y celestes,
tristes documentos del alma.
Hombres de la compañía de luz:
¿En qué estaba pensando
al desearles un buen día?
No lo merecen.
Ustedes no saben
administrar la oscuridad.
Y si de pronto un día
para mi desgracia
empiezo a beber más
y a notar que orino menos
en proporción de tres a uno.
Si un día paso al baño del Betania
con diez cervezas lijándome las tripas
y no lo quiera Dios
mis riñones van a huelga
y son tubos de ensayo
lo que debieran ser barriles
y a un par de pasos de mí
la muerte me pone manos arriba
con un palo de golf sacado de la nevera...
Diré:
"San Juan Urólogo,
aceta el rezo de este pobre tomador perdido.
Que se abran las fuentes.
Que caigan las compuertas.
Que tu luz quirúrgica deje ciego y bruto
al niño holandés del dique.
Prometo beber menos
y escribir más
en proporción de tres a uno".
Y no se promete en vano
con los semáforos en verde
camino a la sala de diálisis.
O mucho peor aun,
con la vejiga volando
a cien millas por hora
contra la caja de bateo
de Mickey Mantle.
La poesía de Melvyn Aguilar es una poesía destilada en las mejores tradiciones literarias. Desde diversas formaciones culturales se percibe la autenticidad del trabajo poético con la clara conciencia del oficio milenario. Es que Melvyn Aguilar es eso: un amanuense, un trabajador incansable de la palabra desde el asombro que produce el estar vivo tomándole el pulso a la vida.
Por eso sus Territorios Habituales son las imágenes refractadas de lo que se ha ido pero regresa en forma de verso, es decir, de sueño, de promesa, de solidaridad, de empatía.Territorios Habituales nos convoca al conjuro de la poesía y a la reunión del encanto en una plaza habitada por las derrotas, las miserias, los golpes y las esperanzas del poeta.
Es poesía que nos recuerda, ácida pero tiernamente, “que no nos perdonamos nada, ni la manzana, ni las cobardías, ni las ausencias”.
Adriano Corrales Arias