domingo, 14 de marzo de 2010

Tríptico, hombre y toro


Tríptico, hombre y toro

I

El pañuelo rompe el aire como difunto conmovido o cuchillo, y anuda su miedo; la muerte y la duda, el hombre que cabalga sobre el lomo movedizo de la bestia encandilada y la baba azufrada del asedio: bramazón, la fuerza dominada por el montado, su risa trágica, el viento hediondo a guaro (como púa y el valor que aguijonea el griterío); cuerno que horada los asombros con fantasmas. Se levanta de la tierra una pestilencia, cascos y orines; la hombría y el orgullo ruedan vencidos. El suelo asedia las patas y pezuñas, busca el honor del monta-toros. El hombre derribado se retuerce, rota la quijada por la impotencia y la cornada victoriosa del astado.

II

Hay fiesta y dios mundano para todos, el pueblo gime ensombrecido; convoca su redondel, el jolgorio universal y la muerte. Van a la lucha del toro y el hombre (enemigos del pavor); sienten el rostro del miedo cegado por la barra angustiada. La paz del corazón y el temor para que termine carnal la pasión, con música, ovaciones cuando concluye el duelo. La espuela hiere con fuego el costado del semental, las manos rompen paisajes en el vacío, o controlan la soberbia carnosa del astado. Las piernas, las amarras temblorosas y costillas del cuadrúpedo giran, se sacuden; saben de testículos que juegan; conocen en ambos la muerte del minotauro, y llega al final la vergüenza que asola.

III

Al hombre y el toro no los desata la sangre; respiran aires enemigos y lúdicos; huelen su derrota en las espuelas; o pasan el tiempo temiendo la victoria. Enfrentan antiguos recuerdos, los acosa el insomnio; tocan la luz de sus ojos. Un bramadero y el grito hediondo a muerte-quirina es redondel del hombre y la mujer impávidos hasta que triunfa la muerte. La consorte del astado espera como alba antes que canten los gallos. La mujer del montador reza antes que enluten su puerta. El silencio abruma al torero, quien ama los duelos; y no amanece su destino si no está oyendo bramidos o amarra la soga a las puertas de su infierno.

5 comentarios:

  1. A Carlos, le admiro como autor y como amigo, gran hombre...gran poeta!!!

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  3. Jajajajajajajajaja!

    Rossi,
    Jajajajaja!

    P.D. Jajajajajaja!

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  4. Poeta Aguilar:

    El poeta Calero debería donarle este buen texto al conocido "cañero", de los "veranos toreados" de Canal 7. Otra cochinada nueva para tener al pueblo ovejuno pendiente de los putos anuncios que han hecho a la familia Picado archimillonaria.

    Imagínate a este pinche viejo güevón elevado a la categoría de gloria nacional recitando este texto de Calero (autobombo televisivo de un canal donde los culebrones malditos son la tónica. 0 cultura, 0 inversión en programas de calidad. Toda la plata para dentro. Que vean los Picado TVE y tomen nota!) Bueno, sinceramente correría (el texto de este vate) la suerte de ser desintegrado por tan chillón amenizador, junto a Carlos Álvarez.

    Me cago en las muelas del Papa!

    Es cuando uno más recuerda con cariño indecible a Carmencita Granados (+), Leonardo Perucci, Rodrigo Sánchez (+), Luis F. Crespi (+), Carlos A. Patiño (+), Inés Sánchez... Este cementerio de buenos presentadores revolviéndose en sus catafalcos de las ganas de volarle leño a las nuevas estrellas televisivas. Sobra decir del protagónico "reto del 7" donde los periodistas y faranduleros se convierten en payasos nacionales, arriesgando algunas bonitas sus vidas aunque les echen solo vaquillas pura tusa, y todo para quedar bien al patrón René, César incomunicado de las comunicaciones en el país.


    Abrazos fraternos en Amistad y Poesía verdaderas,

    Frank.

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