
“Dijo un perrazo
a un ratón que
andaba por
su mansión:
– Vamos a ver
al señor Juez,
que te juzgue
de una vez.
No hay excusa
que te valga.
La sentencia
que te salga
yo mismo la
he de ejecu-
tar, porque
hoy no ten
go otra co-
sa en qué
pensar. Dijo
el ratón a su
enemigo:
– Este jui-
cio sin tes-
tigo y sin
juez no ha
de daros
honra y
prez, y
será pro-
bable-
mente
perder el
tiempo
inútil-
mente.
–Yo seré
juez y
testigo.
dijo la-
drando
el ene-
migo.
Yo se-
guiré
todo
el pro-
ceso.
porque
mucho
me di-
vierte
conde
nar ra-
tones a
muer-
te ”
Lewis Carroll
Desde el Callejón del Gato