“Dijo un perrazo
a un ratón que
andaba por
su mansión:
– Vamos a ver
al señor Juez,
que te juzgue
de una vez.
No hay excusa
que te valga.
La sentencia
que te salga
yo mismo la
he de ejecu-
tar, porque
hoy no ten
go otra co-
sa en qué
pensar. Dijo
el ratón a su
enemigo:
– Este jui-
cio sin tes-
tigo y sin
juez no ha
de daros
honra y
prez, y
será pro-
bable-
mente
perder el
tiempo
inútil-
mente.
–Yo seré
juez y
testigo.
dijo la-
drando
el ene-
migo.
Yo se-
guiré
todo
el pro-
ceso.
porque
mucho
me di-
vierte
conde
nar ra-
tones a
muer-
te ”
Lewis Carroll
Poeta amigo:
ResponderEliminarCuídate de no andar o caer un día pasadillo de copas con tu colega Ruffino por la mansión de este matarife de ratones, tan frío como el Führer y su cuadrilla de sádicos -todo el pueblo alemán- aniquilando hebreos.
...y qué me pasaría a mí?... para algunos de Ticolandia bicho aún sin clasificación zoológica: pues en el momento del raticidio extraigo con gran ceremonia un hueso impregnado de alfileres.... Le diré: “majestuoso y justo perro, este hueso te lo manda una perra princesita de allende los mares, del reinado mítico de Náralit, ella gobierna con gran sabiduría a sus súbditos, pero se ha enamorado de tu gran justicia divina, y padece y desea un encuentro contigo cuanto antes. Como una señal de amor verdadero, de sus abundantes y espectaculares tesoros, te manda el mejor ejemplar de sus huesos: acaba con este presente y después dale matarile al ratón Aguilar, que tras ratón poeta...".
"Y colorín colorado este cuento se ha acabado".
Abrazos fraternos en Amistad y Poesía verdaderas,
Frank.