

NO, LOCO TÚ
A Alfonso Cortés
Me dices que no soy práctica
porque no ves que vivo
encerrada
en mi celda
transparente
cristal bohemio
vitrina,
ventana
y aún así no me miras
con tus ojos ausentes
como nubes
cuyo azul es inmenso:
puerta
que detiene mis palabras.
Muda, monja de clausura
en la bulliciosa avenida
del paso terrenal.
Trato el silencio,
medio de salvación.
Me dices que no tengo rumbo
porque callo por vez primera,
no canto esa copla sorda
y apasionada
porque ¡aleluya!
acepto
que sé amar a fondo
sin haber amado nunca
o quizás siempre demasiado.
Existencia doliente la mía
esquizofrenia:
coexistencia incómoda
ojalá tú me descubras
algún día
o simplemente huyas de mí
como yo que no puedo lo haría.
Un viento de espíritus pasa
muy lejos, desde mi ventana
y siento la voz del místico Alfonso
cortés,
libre,
dicen que por obra
de una pedrada en su cabeza.
He allí una respuesta para ti
que no te asomas mi ventana
porque no ves mi celda
y no sabes que adentro existo
más que afuera
y no me alcanzas
porque soy de gelatina
medusa terrestre
con médula de éter
bien agarrada de los escollos
hirientes,
volcada
toda
hacia una voz distante
que desde arriba sopla mi nombre.
Loco tú que eres práctico.
Alfonso y su clarín
de almas sucias
en el silencio,
la danza de los astros,
yo,
Ararat,
iré y pasos del ocaso,
locazo.