
Después un bostezo y se apaga el sol
Mirar hacia arriba, esperar el cielo
y no encontrar más que esos ojos cualesquiera que me miran como oír llover
No saber nada sino que ardes aquí adentro,
que eras la aguja del reloj y las aspas del molino
y que tu ausencia para vos no significa nada
porque solo te fuiste de aquí
Correr desnudo entre las espinas vigilantes
y de súbito, al morir, descubrir que no he nacido.
No te he visto nunca, te ignoro como a los días antes de la vida,
el amor de Dios y el olor de tu armonía
¿Cómo llegué a creer que eras vos?
No eras
No podés ser
Vos no mirás desde las esquinas de tus ojos
ni te masturbás sola en la soledad de tu compañía
Vos no te alegrás del astro oscuro del invierno
ni jugás de vez en cuando a que sos mujer
Vos no tenés ganas de comerte el infierno sin quemarte la lengua
ni te quedás con las ganas de abrir el arco que vos misma atravesaste para venir
Vos no sos así
No allá, en la casa del delirio y los espasmos,
donde mi mazo se empeña en azotar sin piedad un yunque que no existe
Vos no sos así
No sos,
no eras,
es que no podés ser…
Pero si no fueras, yo ni me hubiera molestado.