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viernes, 11 de febrero de 2011

Tres textos de Byron Espinoza



1

Vengo (mi) amor / a beber / (d)el agua / que (me) traés en las manos / la que / pétalo a borona / (se) te hormiguea entre los dedos / (vengo) a arrancarle pedazos al cielo / a coserles cristales con tu sonrisa / a devolverlos en globos con dos grillos y polvo de mis alas / vengo a destruir cada célula sin tu rostro / cada molécula sin rastros de tu cuerpo. / Vengo (mujer) / a vestirme con tu ropa / a contemplarme en el agua / mientras me invento en sus bodegas / vengo a incendiar cada rincón de mi memoria sin fotografías de tu nombre / vengo a Exigirle a Dios que Renueve TODA SU CREACIÓN EN TUS OJOS / a descifrar cada misterio escondido en los pliegues de tus cuatro elementos / a enmudecerme en los sonidos que brotan / de los instrumentos anidados en tu carne. / Vengo a construir planetas con materia prima de tu pelo / a musicalizar / con tu voz / cada cortometraje de mi historia. / Vengo Amada / simplemente.


2

a Alfredo Trejos

Quienes se devastan hasta el último de sus días

Y se abren el pecho para encontrar solo vidrio.

Quienes caminan con los ojos cerrados

Golpeándose siempre con la misma piedra.

Los que se esconden

Hasta el cansancio

En su único rincón

Y estiran las manos

Enseñando nuevas líneas.

Quienes se atragantan entre las mismas dudas

Respirando bestias de aire retorcido

Y llevan en la espalda

Alas llenándose con plumas negras.

Los que golpean los nudillos

En la mesa del bar

Hasta que se les derrama la consciencia

Y entienden de amor

Lo que otros

Ni siquiera sospechan.

Quienes se cortan las arterias con las ventanas

O se aferran al billete de lotería

Que los dejará seguir siendo pobres el próximo domingo

Y entienden la exactitud del destino

Y los caprichos de la suerte.

Los que se alejan de los parques

Por temor al vuelo de pájaros de ausencia

Y se untan de soledad las llagas de su sombra

Logrando escurrirse de a poquito

Entre los poros de su desdicha.

Quienes se desvisten de su niebla

Y le arrancan boronas al suelo

Para hacer valer cada paso

Quienes repiten un nombre

Hasta que les sangra la garganta

Y mastican la lluvia

Para envenenarse de frío

Quienes se tatuan las venas

Con las iniciales de quien les hizo

Reinventarse ante los fracasos

Y amanecen agujereados de luz

En las aceras

Quienes se explican en silencio

El por qué de Dios

Las hormigas

Los microbios

Y las galaxias

Quienes escriben versos en el aire

En las almohadas

Y en la sangre

Quienes se detienen en mitad de la noche

Y se preguntan una y tres mil veces

¿Qué más puede ser la vida sino el tiempo

que se nos está dado para enmendar la soledad?

Y se arrancan los ojos ante la ausencia

De la mujer amada

Solo ellos

Podrán (quizá)

Entender

El por qué de este poema.




3

Jura

que ya no le importa
morirse de juventud

y mariposas.
Se tambalea al siguiente paso
y se inventa cruces
para combatir la soledad y el insomnio.
Dice

que ya no le interesa

vivir de ausencias
y al sacarse los ojos
descubre que nunca

perteneció a los espejos.

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La imagen que acompaña los textos de Byron fue secuestrada de una excelente fotografía de Julissa Morales.

Desde el Callejón del Gato