jueves, 2 de septiembre de 2010

Dos textos de Arístides Vega Chapú


DÍA DE LA IRA

Como en aguas inmóviles,
como en la muerte,
en las cenizas hundo mis dedos
junto a la ira.
Me los dejo devorar
con tal de ver la apariencia de mi rostro,
aunque lo visto por mis ojos no podrá reflejarse
ni siquiera en las más transparentes.
Tiemblo, aun cuando creí que nada me quedaba
por ver.
Donde estuvo posada la luz,
que siempre posee la sombra de una paloma,
ahora no hay más que cenizas
en las que hundo mis dedos junto a la ira.


LA SOLEDAD DE SOÑAR CON UN CIERVO

Reconociendo al ciervo por la cabeza
y su manera de lamer
el reflejo de la hermosísima piel,
falto de cariño,
semejante a un común animal
y no a un animal en extinción.
Lo importante es no perder sus huellas
sin tener en cuenta
cuántos no estarían
dispuestos a seguir a un ciervo,
caminar tras el rumbo del animal
que desconoce la existencia de fronteras.
Escogí vivir
en el sitio en que crecen silvestres las flores.
Prefiero el romerillo
en jarra de porcelana alemana,
donde reposo la vista
después de recorrer mis escasas pertenencias.
Vivo en un mundo de apegos,
por ello cuesta dormir a oscuras
si no estás a mi lado
y no puedo compartir ese sueño
que mañana quizás olvidaría
y en el que voy detrás de un ciervo
que tiembla
sujeto a su sombra de polvo gris
sabiéndose alcanzado.

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Del libro " Que el gesto de mis manos no alcance" de el poeta cubano Arístides Vega Chapú.

Desde el Callejón del Gato

2 comentarios:

  1. Estimado Melvyn: son interesantes poemas del poeta Arístides, indiscutiblemente extraordinarios representantes de una tradición extraordinaria.
    Saludos!!

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  2. Un abrazo para el poeta Aristides de su amigo y poeta Pedro Pablo Pérez S. Siempre admirando su poesía. Y bravo por Melvyn y por Costa Rica país al que amo y donde dejé lindas vivencias por 5 años... Va un abrazo. PPPS

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