lunes, 15 de marzo de 2010

Dos texto de Samuel Trigueros / Antes de la Explosión / Pigs





Antes de la explosión

He pensado en la excitación del gas
he imaginado los lentos remolinos que se hinchan en secreto
antes de la explosión,
he visto el instantáneo girar inútil de cabezas,
la onda expansiva y su bofetada de vidrio,
los cuerpos partidos, desmembrados
sin instrumento,
sólo por el cálido aire convertido en arma;
y he pensado
en la transparencia de la vida y de la muerte,
en la frágil condición de fiera que tiene la existencia
y en la dificultad de atraparla en la redoma transitoria de la piel
llena de inestable sangre,
colmada de horas y días confabulados en la terrible
manifestación de lo que fue y no vuelve.

Entonces
otra vez he vuelto a recordar a Fulton,
a Conrad y Zósimo Zara dormidos en la colina;
y he pensado que un cementerio burgués
es igual a un vertedero en la retina de los pobres;
y que el jardín del pobre es lo mismo que un basurero
en la ceguera de los potentados.

He llevado a la colina una corona
hecha con el perfume con que la belleza 
hiere, mortal, la iniquidad;
y he pregonado que muerta la injusticia 
se acaba la necesidad.

El gas gira y se expande. 
El gas tiene la misma seducción del abismo, 
el mismo extraño magnetismo que luego, 
convertido en noticia, 
publica los restos de la vida, la increíble 
constatación de la eternidad 
reducida a unos cuantos trozos amoratados 
esparcidos para la fría pupila del forense.

El gas tiene la elocuencia de un dios tranquilo
en cuyo seno descansa el estro de la sombra y del subsuelo.

Antes de la explosión
canta una vieja canción de cuna
y cuenta los pesares
en la pesadilla del pobre y dice que aún
el que tiene sus dedos cuajados de oro
alguna vez escarba en su nariz y encuentra
primicias del sepulcro entre las heces del llanto.

Así
he aprendido a diafanizar mi pecho 
aceptando la suma de todos los errores, 
soportando el destello brutal de las virtudes.

He compartido el pan soso del humillado
y he bebido
el vino amargo de la desesperación.

Alguien que supo mis carencias
Perdió su alma al confundirlas con miseria.


Entre la inmensa turba enemiga
mantengo a salvo mi cáliz compartido
y en secreto me nombro sobreviviente de mí mismo.
He domesticado la poderosa seducción
de llaves y conjuros
y me he quedado quieto adentro de mí mismo
cuando la desconfianza arrecia y arde mi corazón
como un auto desmantelado en medio de la noche.

Ahora, dentro de poco, han de arrebatarme
los mismos corceles
de gas mortal que se llevaron a Elias
y vivieron sus últimos momentos
entre flores silvestres
en un campo baldío de suburbio.

La distensión de su carne
y el resplandor de sus huesos
hicieron germinar el pasto de la humildad.

Y voy tranquilo, pues he visto al amor
hacer castillos en el aire negro del consuelo,
balo el palio
de las constelaciones impasibles.

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Del libro Antes de la explosión
Samuel Trigueros
Honduras



Pigs:
 Por Samuel Trigueros

“He visto amigos que Circe volvió cerdos. Su rueda, su diamante.
Los cerdos no saben mis abrigos, mercenarios de las sombras”
Edilberto Cardona Bulnes


He degollado cerdos, pero Circe insiste en multiplicarlos. Ellos eran los mercenarios de la educación, los mercenarios del arte, los mercenarios de las relaciones públicas, los mercenarios de la publicidad y del mercado; ellos eran los mercenarios de la poesía: hacían tornillos, amistades, versos; se ponían trajes y aretes, asistían al gimnasio de la conveniencia, pesaban clavos y cemento en la balanza chueca de la voracidad; dejaban tras de sí un perfume exquisito bajo cuya alfombra yacían los cadáveres.

He degollado cerdos que Circe resucita y los emplea en la administración de los nuevos paraísos artificiales, en la distribución de  miasma. Collares de ajo dio Circe al empleado del mes, palmaditas en el ego, interminables fricciones en la comisura del glande por donde un líquido salía y quemaba el orbe. Oigo las gárgaras de mis cerdos degollados, continuamente suturados, sanados con emplastos de hipocresía, con bálsamos de lujuria destilados de la bombilla roja.

Eran, medianamente, revolucionarios: tenían, todos, camisetas rojas, volúmenes incunables del Capital; todos se habían tragado las ochenta y siete horas de The cure of  insomnia y en sus cabezas brillaba la mitra del mercado. A veces –sobre todo contra la melancólica luz de los atardeceres- sufrían ataques terribles de ternura conceptual y metódica. Entonces era fácil verlos de puntillas evitando masacrar a las hormigas o extinguir los geranios. Expertos en hacer la ola a espaldas del corazón de los océanos, ellos, ellos, domesticaron el ardor, taponaron con eslóganes los cráteres humeantes, pusieron válvulas finísimas a la protesta, aceleraron el motor de la pubertad con dádivas disimuladas de un pan ácimo sobre las mesas destartaladas.

Apuñalaron el misterio con Comisiones de la Verdad, empalaron a los juristas, fundaron la oenege del asco, ellos, ellos, ellos, los cerdos que degollé entre líneas, los cerdos, los bohemios de ojos glaucos que derramaron espejismos entre los barrotes de mi celda, los cerdos que doraron la concupiscencia de los diplomas y la diplomacia, los cerdos que cantaron engolados con radiofónica voz en mi funeral, los cerdos que reclamaron derecho de pernada en mis bodas con la eternidad, los cerdos que patrocinaron mi tristeza para ver el anuncio de mi desesperación, los cerdos, los cerdos, los cerdos, mis amigos, los cerdos a los que degollé sin saberlo hasta ahora que los he perdido y veo devorar los manzanos maduros que caen como galaxias rojas del árbol que alimenté con paciencia y con el resplandor de mis huesos.

Tomado de:  http://lapolillacubana.nireblog.com
  

6 comentarios:

  1. Yo también publiqué este texto en La Casa hace poco. Excelente poema de un muy buen libro de un gran poeta.

    Saludos

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  2. que gusto que anda por estas tierras en el Festival, toda su poesía tiene una fuerza expresiva, una revolución!!

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  3. Poeta Melvyn:

    "Antes de la explosión" me resultó un texto muy bueno de este hermano poeta catracho. Contiene una mecánica muy original de decir las cosas. Hay frescura expresiva, fuerza, misterio...

    Abrazos fraternos en Amistad y Poesía verdaderas,

    Frank.

    P.D. Comparto lo dicho por la estimable Luissiana y Gustavo (ya había leído lo que Solórzano colgará meses antes de este vate, y también me dejó todo un buen sabor de boca).

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  4. Gracias amig@s por visitar la ratonera, ando un poco retraído por estos días, pero sus visitas tocan bien mis nervios.

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  5. Hola Melvyn, pasé por aquí y quería comentar en el texto de Crane, pero me pareció un poco desacertado el ambiente para dejar algo tan trivial como un saludo jaja. Antes de la explosión es muy bueno, no lo conocía. Gracias por subirlo.
    Estaré pendiente de tus entradas.

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  6. Hola Laura que alegría que visites la ratonera, Si te entiendo perfectamente de vez en cuando las entradas se complican un poco, pero bueno - così la vita - . El compañero Trigueros es un poeta fundamental y valiente, que bien que aprecies este texto, el libro en el que aparece se llama Igual “Antes de la Explosión”. Muchas gracias por visitarnos
    Ciao

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