viernes, 19 de febrero de 2010
MILENRAMA UNO Y UN CUENTO
MILENRAMA
UNO Y UN CUENTO
I
Toco la puerta
nada atiende
no llamo y entro
este castillo de papel está dispuesto
Por sus ocho ventanas
entran y salen pájaros.
Nada anida
dentro de estas murallas
mas todo cuanto hay
aquí ha estado contenido.
El capullo que abierto cuelga
del frágil brazo de aquilea
es responsable
del color del cielo.
Circulares son estas murallas
más allá de ellas
el mundo y sus significados
en su centro hay una mujer que descansa
a la sombra de un ciruelo.
¿Cómo entender la flor
que nace a la orilla del río?
Su olor se va con la corriente
su color con el viento
su nombre es un misterio
mas sin embargo permanece
Luego ¿cómo entender a la niña que mira la flor
abrirse a la orilla del río?
No hay caminos
en rededor de la torre
mas quien ha contemplado las lunas
desde sus altas ventanas
ha seguido huellas en el polvo.
No llamo y entro
toco la puerta y nada atiende
¿quién si no tú eres la flor?
Para salir de estas murallas
primero hay que seguir al río.
II
En el lago
hay un lirio
a nada más corresponden
los colores de su traje
sino a la luna
El pez que coma
de sus frescas raíces
sin inquietar de la flor su corazón
sabrá de los misterios de la noche
sabrá de donde viene la luz
Han madurado las horas
la noche se acuesta
se lleva consigo el color
la niña aparta
su mirada
de la flor
que permanece en el lago
La niña y el lirio
son uno
el lirio ya no es el lirio
la niña no es más la niña
El lago está en calma
el riachuelo que viene de lo alto
apenas acaricia
su lomo de bestia adormecida
No encontrará la roca
su sosiego de cielo
si antes no agradece al lago
la quietud de su espejo
la verde montaña que señala
el camino de la luna
sabe donde ésta aquieta su alma
No es tarde aún
para cruzar el lago
hay tiempo de juguetear
con sus reflejos
El arenoso fango
de la orilla
agradece del río
su música de piedra
y de la verde hierba su estatura
¿O no es acaso
el delgado junco que se alza sobre el agua
un vínculo entre el cielo y la tierra?
Confía el tronco de elevadas ramas tiernas
donde inventan las aves su canto
en la más fina raíz que se hunde en la tierra
Y es la piedra anclada bajo la espuma
la que hace cantar al río a su paso
El peregrino aire que viene del bosque
es quien pone en el corazón de la niña
la música de las cosas
Es fuerte en su corazón la niña
mas sin embargo aparta su mirada
de la flor de lirio.
En el silencio
no es donde se origina la palabra
el viejo que sube al monte
a hablar con el dragón de las estrellas
sabe que ocho sílabas al aire
son una punta de lanza
Nada se mueve en la cima
el fresco aire de la montaña
aquieta la raíz del viajero
a su espalda
el camino que lleva al noroeste
no tiene fin
allí nacen y mueren
todas las cosas
El caminante que descansa su paso
tiene certeza de que pronto ha de llegar
El caminante que detiene su paso
de su mente ha apartado el sendero
La pequeña gota de
agua
que se abre paso
entre la roca
nada teme del
abismo
Desciende lento
brillando por la seca
garganta de la
montaña
nada la detiene
ella intuye su destino
Es tierno en su
oscuro recinto de
semilla
el retoño
y frágil la soñolienta
mariposa en su
cámara de seda.
Mas
¿cómo será el
corazón de la niña
ante la más alta de la
murallas?
Aún duerme una
Mujer bajo el ciruelo
La hermosura que
tuvo una vez la flor
ahora es parte del río
En Surakarta
corazón de Java
hay un lago
una niña
un lirio.
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Con detenimiento, mas sin parar en seco, así he ido pasando por tus versos hasta llegar a saber que "en Surakarta corazón de Java hay un lago una niña un lirio". Luego me he quedado contemplando el naranjo de mi solar, los caciques de pechos rojos que arribaron aquí en octubre pasado y aún saben que allá está frío para iniciar su regreso... Este viento revuelve todo, las hojas del aguacate caen; mi pobre mata de chile picante se dobla como un látigo, pero resiste. De pronto veo claramente el lago, la niña, el lirio... Me levanto de mi escritorio, salgo a mi patio. Las gotas de agua son como balas. Acostado en el zacate abro mis brazos y mis pies formando una cruz ambigua. Cierro los ojos. La niña pone el lirio sobre mi frente...
ResponderEliminarSin palabras,
abrazos fraternos en Amistad y Poesía verdaderos,
Frank.
Camarada Rufino, este es un poemita viejo de la sección titulada Milenrama del poemario Territorios Habituales, construido en su momento, tirando los palillos de milenrama. Pero bueno. Lo que quiero decirte en realidad, es que siempre es un placer leer tus sentidos comentarios. Ahora yo soy el que se encuentra y en el solar de tu casa saludando a los azahares de tu naranjo, contemplando la nobleza de tu árbol de aguacate, y solidarizándome con la vuelta a casa de los caciques de pecho rojo. Si el viento revuelve todo y que bien así, recuerdo un poemita de este mismo poemario. ….. ¿Qué sería del viento sin las hojas?
ResponderEliminar¿Quién podría seguir su rastro?.....
Un privilegio tu poesía y amistad hermano.
Solo se me ocurre decir: uuufff. Y este sentir....
ResponderEliminarCON SOLO SENTIR
No he contado
las flores de azahar
que caen en el jardín.
Los ojos de la piedra
no lagrimean
solo la lluvia
humedece su larga espera.
Hoy los mitos
no están de órdago.
y en las laderas
desparraman sus sueños
como el mantel se extiende
en una tarde de verde merienda
el viento se ha llevado
las flores del árbol
y una espiral de color indefinido
se ha tragado el sol.
Los amarillos están ausentes
y los hechizos tendrán
mañana respuesta.
No hay rastro a seguir
para el caminante
ni distancia entre orillas
cuando miras al horizonte
ya estas en él.
Besos y amor
je