viernes, 8 de enero de 2010

BANDERILLAS DE FUEGO

Así yo

aquella noche

sin oído para las trompetillas

de tus silfos,

sordo como el vientre de los hidrantes,

adusto ante los signos florecidos en tus ojos lejanísimos,

disipado en faenas oscuras

olfateando en el vacío

tus cruces y señales.


Ah,

aquella noche

con su aguijón mortífero,

el viejo farol de un Escalante marchito

y su destello,

- como una trampa-

llamándome,

invocando la espesa sangre

ya oxidada en este aquietado corazón

de fiera adormecida.

Aquella noche como un taurom.

Y tus latidos,

- una cuadrilla de picadores domando mi desidia –

bordando las arenas del circo

con tus estelares,

llevándome, de a poco levándome,

hasta tu cintura.

2 comentarios:

  1. Me ha gustado este poema, al igual que el anterior, "Sakura". Muestran mundos muy distintos, pero hay sutileza en ambos.

    Saludos

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  2. Me gustan tus versos. No es gran cosa que a mi me gusten, pero así lo siento, me gustan sin más y con todo.

    Besos y amor
    je

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