BANDERILLAS DE FUEGO
Así yo
aquella noche
sin oído para las trompetillas
de tus silfos,
sordo como el vientre de los hidrantes,
adusto ante los signos florecidos en tus ojos lejanísimos,
disipado en faenas oscuras
olfateando en el vacío
tus cruces y señales.
Ah,
aquella noche
con su aguijón mortífero,
el viejo farol de un Escalante marchito
y su destello,
- como una trampa-
llamándome,
invocando la espesa sangre
ya oxidada en este aquietado corazón
de fiera adormecida.
Aquella noche como un taurom.
Y tus latidos,
- una cuadrilla de picadores domando mi desidia –
bordando las arenas del circo
con tus estelares,
llevándome, de a poco levándome,
hasta tu cintura.
Me ha gustado este poema, al igual que el anterior, "Sakura". Muestran mundos muy distintos, pero hay sutileza en ambos.
ResponderEliminarSaludos
Me gustan tus versos. No es gran cosa que a mi me gusten, pero así lo siento, me gustan sin más y con todo.
ResponderEliminarBesos y amor
je