Dedicado a Miguel Hernández
Torres se elevan al cielo
verticales , verdes y leñosas son sus formas
la vista no alcanza a veces su gran esplendor,
majestuosas rodean la playa de Gandia
dando sombra al pajarillo y algún humano que olvido su sombrilla
dejando el calor del sol de Levante en la arena de su base.
Torres de vida de hojas grandes
columnas vistosas que se mueven al viento con el ritmo del Garbi
saludando a las gaviotas blancas que en formación
dan los honores a los barcos pesqueros que reconocen en el horizonte,
tu eres inspiración de grandes poetas de esta tierra
alcanzando yo a entender el momento que dejaron su mente libre
para hablar de estas palmeras levantinas con versos bellos.
Palmera del Levante
bandera de su comunidad
símbolo de su cultura
déjame verte hasta el final de mi vida
déjame tocarte tu forma,
arraigada tú a estas playas que son la alegría de mi corazón.
Con cariño para mi hija María
Donde estará tu presencia que a mi lado no se haya
donde estará tu risa que me alegra la mañana
ese amor que me das con solo una simple mirada.
Partiste hace un instante
tu alegría vi detrás de una negra ventana
acompañada de los que te rodean en tu mundo de inicio a la adolescencia.
Las lagrimas me mojaban por dentro
lloraba sin consuelo que me consolara,
el dolor aumentaba cuando metro a metro te alejabas
tus brazos se ondeaban diciéndome con gestos un adiós que no me calmaba.
Triste vuelvo a casa con el pensamiento en aquella mirada
de esa juventud que es el vestido de tu alma.
Solo en una vacía casa
donde el eco de su voz se mezcla con sus risas
donde el olor de niñez aumenta mis lamentos con su ausencia
donde la tristeza me invade siendo la insignia de mi rostro,
no quisiera demostrar mi intenso dolor
no quisiera preocupar a los que me rodean
no quisiera que dañara más mi corazón.
Tu Rosa de Primavera que cultivo con cariño,
vuelve pronto para darme tu olor
para alegrar esta casa con tu presencia
vuelve pronto para poder compartir esos instantes de diario
que son la esencia de nuestra vida.
Donde estés acuérdate de ese beso de despedida
que aunque breve y corto
fue lo único que me dejaste para esperar tu regreso
acuérdate de las personas que te esperan para decirte lo que tú sabes
acuérdate como yo me acuerdo ahora de ti.
Estimadísimo poeta Melvyn "el ratón" Aguilar:
ResponderEliminarDos bellas pìezas poéticas de este amigo poeta que es Santiago Medina. Estuve en Gandía con 25 años y quedé enamorado de ese mar y esa pequeña ciudad valenciana, donde vivía mi tío Filadelfo, quien murió hace varios años.
El segundo poema es muy intenso, realmente Santiago lo escribió "sangrándose" el alma, el prístino y profundo amor de un padre por su hija.
Te cuento esto (también he compartido esta pequeña anécdota en mi blog): así, ensopadito en alcohol, en una pura llamita, fui ahorita donde mi barbero de infancia y de toda la vida a desyerbar el alma mía, estuvo cortando y cortando largas plantas oscuras, carnívoras y venenosas. Mientras hacía esto me habló de cuando tenía una propiedad por el río Santa Rosa, aquí en Tilarán (mi “Náralit”), un lote que le había vendido el bueno y pujante don Domingo Flaqué Montull, catalán fundador del Tilarán moderno para quien mi padre trabajó por muchos años administrando su hacienda y el servicio eléctrico y de agua para el pueblo. Pues un día, relata él, estando en esa propiedad adquirida, cerca de la quebrada, escuchó limpiamente el sonido de una ocarina, diáfana, celestial! Regresó a su casa y le contó esa visión sónica a Élida, que así se llamaba su esposa, ella le recomendó cavar exactamente donde había apreciado la melodía ancestral. Eso hizo y a medio metro de profundidad encontró una tinaja, dentro de ésta otra, al abrirla estaba el bello instrumento musical como acabadito de hacer con su esmalte original y todo. Don Fernando Zúñiga, el peluquero que ya hace 85 años, asegura que cerca de las huacas o estos sitios arqueológicos moran los espíritus de los indios. Mientras don Fernando atendía a alguien afuera, pues vende yerbas medicinales, abusé de su confianza: puse la ocarina en mis labios y con fe la soplé quedamente y comencé a escuchar el ancestral sonido, mi cuerpo se estremeció y la silla de barbero empezó a moverse por sí sola hasta girar 360 grados, dejé te soplar y quedé otra vez en la posición anterior, exactamente cuando el viejo peluquero y agricultor entraba a terminar el corte. Amigo: el espíritu del indio estuvo conmigo. Han dicho siempre que viajar es un placer, abordar un avión y volar a nuevos rumbos, conocer sitios y gentes especiales. Te digo: esta tarde he viajado en la música de la ocarina.
Abrazos fraternos en Amistad y Poesía verdaderas,
Frank Ruffino.
Gracias por homenajear a un compatriota tan grande.
ResponderEliminarBesos transatlánticos...
Ratón amigo:
ResponderEliminarHoy no te invito a queso. En el solar de mi casa hay un árbol mágico. Te invito a él a beber de su elixir. Dejo la puerta entreabierta, tal vez no me veas, seguro que andaré por el campo dándome mi habitual paseo. No te dé pena: toma todos los frutos que desees.
Abrazos,
Frank.