UN NIÑO DE AGUAJADE
I
Había una atarraya secándose/
tendida al aire como para atrapar sonidos/
Peces de luz o las corvinas de la brisa
había pescado seco tendido en la alambrada/
el Sol subía a tumbos el tufo de morralla
alma de macarelas y sardinas.
La luz murmuraba relatos de cenizas/
de volcanes/ repaso de emisiones antiguas/
habla de sirenas calcinadas/ de cangrejos de plata
y langostas de oro rundidos en las posas
de los peces mariposas que salieron volando
hacia otros mares
mantarrayas azules
que se hicieron blancas en el vuelo de ceniza
un cangrejo-caballero pasa bajo la mesa sin mantel
y juro que brillaba
más que el oro
un perro echado en la ceniza
camufla sus ancestros de cadejo
mientras la tía gira
mundos planos de maíz en el comal.
II
Gonzalo toca mandolina frente al mar
el muelle le estalla en los ojos y lo ciega
como atracaderos en llamas en una obra de Van Gogh
con bengalas y artefactos de la China.
Al final de la canción
se destusa la estela graznidos gaviotas
lacia un mástil pescador.
imagino barcas soldadescas de españoles
sangrando el cuello de un adolescente.
Camino sobre el ostral vacío
le mandolinas sin cuerda/ degollada
pesadumbre colgada en los horcones.
Américo Ochoa/ El Salvador 1960
Poeta amigo:
ResponderEliminarGracias por traernos esta información y este magnífico poema de Américo. Por la lectura de éste pinta muy bien el nuevo libro del poeta Ochoa. Felicitaciones a ambos!
Abrazos fraternos en Amistad y Poesía verdaderas,
Frank.
Estimado Melvyn: es un maravilloso poema de Américo, aún recuerdo la lectura de "A LA HORA DEL SOL", premio EDUCA 1989, otro excelente libro del autor.
ResponderEliminarSaludos!!!!!