sábado, 15 de mayo de 2010

Poema “La Casa” de Etnairis Rivera















LA CASA

El vacío de las sombras destechó mi cabeza
y la casa quedó dolida, suspendida en el asombro.
La casa, con cuerpo de hombre alto y acento del sur,
quedó tocada de ese rayo raro de locura,
insomne estancia del deseo,
brazo mordido de pasión, como medalla de guerra.
Sorpresa es la sombra, el vacío,
la cabeza que huye e intenta los más recónditos escondites.
Perseguida por la dolencia, mi cabeza está rota,
abierta al cielo, por donde se cuela alguna nube,
escindida en cuatro puntos cardinales y dispersa,
por la tempestad azotada, hecha polvo del tiempo,
disponible a cierta especie de muerte.
Mi cabeza destechada pulsa un desvarío.
¿Quién dijo, otra vez, que fue el amor?
El amor y su amante conflictivo,
enredado en la sombra de un vacío, lento rato vacío,
que dejó sin techo mi casa.



Desde el Callejón del Gato

5 comentarios:

  1. Poeta Aguilar amigo:

    Bien que nos traigas este excelente texto de Etnairis Rivera. Existimos infinidad de poetas, bueno es que alguien repare en uno, una, y nos ponga al tanto de su existencia.

    Abrazos fraternos en Amistad y Poesía verdaderas,

    Frank.

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  2. Poeta: Aquí vengo de sapo y os entrego reseña biográfica y otro poema de Etnairis. Vale la pena secundar tu esfuerzo en solitario.

    RESEÑA BIOGRÁFICA DE ETNAIRIS RIVERA (1949)

    Nacida en San Juan de Puerto Rico, pertenece a la Generación Poética del '75 y figura en la más destacada poesía contemporánea de su país. Es Catedrática de Literatura Hispánica en la Universidad de Puerto Rico.
    Estos poemas son publicados en Memorias de un poema y su manzana, Ed. Terranova, Puerto Rico, 2005.

    SE FUE LA LUNA COMO LA MADRE UN DÍA...

    Se fue la luna como la madre un día, es decir una de las madres.
    Desde entonces es el desandar, los cactus de este desierto,
    las bestias que acechan detrás de los árboles.

    Se fue por el hueco solo solo
    y supe de las paredes donde rebota mi palabra,
    del grito largo que desgarra la cara, es decir una de las caras,
    la cara dulce, la que vivía del mar y confiaba.

    Si las olas vuelven, por qué no la madre, sin luna al menos.

    Estaban los que me llamaron mujer mía, arena olvidada,
    estaban los que rodearon mi casa prestada
    y trazaron un dibujito de mis días.
    Estaban los mariditos, los tutores, los invasores,
    la tierra azotada de pestes, la sequía, el partido que negó la magia.

    Estaban todos en el baile de sueño cargado de negación,
    mientras se iba la luna, es decir una de las lunas,
    bailaban todos el danzón de la despedida,
    calentaban alfileres que enterraban en mi cuerpo,
    en mi cuerpo prestado como mi casa y este suelo inmediato.

    Se fue la luna como la madre un día, y se quedó el poema.

    ***

    P.D. De hecho mañana sacaré mi temido megáfono y de mañanita iré al solar a declamar sendos textos de esta poetisa. Casi seré el despertador de todo un pueblo.

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  3. ...tu poemario "Malversación del Paraíso" también fue megafoneado y vociferado del tal talante. Si por alguna causa vinieras a Náralit no digas tu nombre. Te podrían tirar queso envenenado o minar los jardines con ratoneras.

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  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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